Todo es mercadotecnia, y está bien
Copywriting, escritura creativa y storytelling para "vendidos".
Hace poco, Lorena Orlando de Brutalmente Honesta se aventó una serie de textos en los que hablaba sobre cómo estaba desaprendiendo la desesperanza, limpiarse del cinismo con el que veía la vida, y experimentarlo todo con una “mente de principiante”. Como vi en sus clases de tarot, básicamente esta aprendiendo a vivir desde la carta de El Loco, con curiosidad, apertura. Parafraseando uno de sus discos, como fan from hell patética que la ha conocido más de la mitad de nuestras vidas, Sin Miedos y Con Esperanzas.
En el texto también habla de cómo le ha estado perdiendo miedo al marketing. Algo que también resonó mucho conmigo. Tanto, que me tronó la tacha y me salió este truismo en su sección de comentarios:
La mercadotecnia no es para pendejos
En la universidad, era de esas estudiantes de Artes que veía con desdén a los estudiantes de Mercadotecnia. Decía que eran unos “vendidos” y unos cabezas huecas. Gran parte de la gente popular en la preparatoria se había ido a estudiar esa carrera y no me sorprendía. Pensaba que la carrera de Merca era algo muy sencillo para gente joven, bonita y pendeja. Básicamente era la morra de Booksmart que pensaba que al menos ser inteligente me hacía mejor que la gente bella y con vida social. Era un mecanismo de defensa para no sentirme un fracaso por ser más gorda que Kate Moss, más morena que Laisha Wilkins, y más peluda que, no sé, una modelo de Neoskin. ¿Cecilia Galeano?

Pero la inteligencia viene de muchas formas, pun intended. Y ahora, como alguien que ha trabajado en la industria durante varios años, me he dado cuenta que la mercadotecnia es un acto cerebral, emocional, físico. Inteligente, pues. Más que inteligente, integral. Así como todo es arte, todo es creatividad, y todo es ciencia, la mercadotecnia es la estrategia que nos une a todo y a todos.
Si llegaste a pensar así en tus años de artista mamador, comparte este texto con tu amigo mercadólogo. O si eres mercadólogo, compártelo con tu amigo artista. We’re all in this together, como diría High School Musical.
Cuando la artista se hizo copywriter
Algo de lo que me he dado cuenta al seguir este camino del copy por más de una década, es que un copywriter no se sienta a escribir por escribir. El objetivo es claro: convencer. Ya sea para que alguien compre algo, asista a un evento, o siga una cuenta en redes, lo que buscamos es provocar una acción.
Es ahí donde entra el famoso call to action. Frases como "haz clic aquí", "síguenos", o "comparte tu opinión" no están ahí por casualidad. Son una invitación directa, pero también estratégica. Y aunque hace tiempo me costaba verlo así, hoy sé que estamos todos del mismo lado, tratando de conectar con la gente.
¿Y el escritor creativo qué, no vende?
Ahí está el dilema. Porque, para mí, un buen copywriter también tiene que ser un buen escritor creativo. Toda escritura es creativa. Punto. No importa si estás vendiendo la nueva licuadora mágica o contando una historia personal. La escritura siempre cuenta algo, y ahí está la clave.
Un clásico del copywriting es la fórmula de problema-solución: “¿Te cansa lavar los trastes a mano? ¡Con esta lavadora de última generación, problema resuelto!” Es básico, sí, pero también tiene su chiste. Aunque lo que a mí me mueve es cuando podemos conectar de manera más humana. "Fulanito usó este producto y le cambió la vida." Esos testimonios son pequeños relatos que resuenan con nuestras propias historias y nos invitan a atrevernos a vivir experiencias similares. Fulanito es como tú, y tú puedes ser como Fulanito.
Todo es cuestión de contar una buena historia
Aquí es donde el storytelling amarra todo. Tanto en la escritura creativa como en el copywriting, contar historias es lo que nos permite conectar de verdad. Ya sea un texto comercial, un ensayo personal o incluso un trabajo académico, contar una buena historia es lo que realmente engancha. Y cuando logras que la audiencia se vea reflejada o sienta algo, ahí es donde ocurre la magia.
Al final del día, todo se complementa. El marketing no es algo frío y automático que cualquier tonto puede hacer. De hecho, es una forma de arte si lo piensas bien. Y lo mejor de todo es que la creatividad siempre está presente, aunque estemos detrás de una pantalla escribiendo un call to action.