Para-sociales
Los artistas independientes no se escapan del chismorreo.
¿Qué tanto nos pertenecen las vidas de los demás? ¿Qué tan parasociales son nuestras relaciones con los personajes que nos alegran el día? ¿Qué tanto gozo nos provoca el sufrimiento de quienes apenas nos conocen? ¿Qué tanto nos distrae el chisme sobre desconocidos, grandes o pequeños, como para hacernos sentir menos peor? ¿Más realizados? ¿Menos frustrados con las consecuencias de nuestras decisiones, o falta de ellas?
El otro día estaba en una de mis tiendas favoritas. Un lugar muy bello en la ciudad, con productos de arte, literatura, moda y manualidades a la venta. Era un sábado en la tarde aparentemente tranquilo. Sorprendentemente silencioso y libre de bullicio interno y externo, a tan solo un par de horas de que comenzara el clásico del fútbol regiomontano.
A la tienda entraron dos personas que parecían ser una sola. Una pareja pegada, de la mano, abrazándose en cada paso que daban. Veían los pines, los libros, las postales y las calcomanías de los artistas independientes que con uñas y dientes habían forjado su camino al imaginario colectivo actual.
"Amor, mira", le dijo la chica al chico mientras sostenía uno de estos productos. "Esta es la chica de la que te contaba".
"Ah, sí. Creo que la sigo en Instagram". Los caballeros no tienen memoria.
"Es la que se casó con el amigo de fulanito y después se divorció".
Los caballeros no tienen memoria ni palabra.
"Estaba casada y se divorció".
Ni modo que se divorciara sin estar casada. Una cosa tiene que pasar primero antes de que pase la otra.
"Se casó, se divorció, y se puso a escribir de eso".
La chica lo decía no con admiración, sino con tono de chisme. De señora de los años 20s, pero del siglo pasado.
"Se puso a escribir de eso y de ahí se hizo famosa".
El chico la seguía oyendo, sin contestarle. Ella lo abrazó y él le dijo:
"Ah, creo que no es ella a la que sigo. Es a otra".
Por alguna razón, me encabroné. Podría escribir que me acerqué a la pareja, con ojos de furia, y que le reclamé a la chica en voz alta: "¿Quién te crees que eres? ¿Señora de la vela perpetua? Seguro preferirías decir 'se casó, se quedó con el bato, y luego la encontraron muerta debajo de un puente'. O 'se casó, se quedó con el bato, y ahora llega a su trabajo godín todos los días a las ocho de la mañana con moretones en la cara diciendo que se cayó y se pegó porque está bien tonta jiji'. O 'se casó, se quedó con el bato, y ahora se la pasan pegados como lapas llegando a todos los lugares a viborear gente que siguen o no por las redes sociales y a juzgarlas por las peores cosas que les han pasado y que curiosamente les han impulsado a tomar las mejores decisiones para contar con las mejores carreras, los mejores proyectos, y las mejores conexiones con la vida, los otros y ellas mismas, mientras que ella y el bato sólo están de pendejos sin saber que hacer con el otro o sin el otro'. Bato, capaz y sí la sigues y le mandas DMs con emojis de fueguito y fotos de tu berenjena, pero se le van directo al buzón de spam y no los ve jamás y mientras no le puedes encontrar el punto G a tu vieja porque no lo tiene porque si lo tuviera no estaría de hocicona fijándose en pendejadas mochas que harían que hasta un anciano del Opus Dei que nunca ha salido de Guanajuato se burlara de ella por pinche anticuada y los fantasmas de Enrique Octavo y sus esposas vendrían a jalarle los pelos y cortarle las cabezas A LOS DOS." Y que la cajera aplaudió. Y que los otros dos clientes que estaban ahí aplaudieron también, y los que atienden la cafetería, y los vecinos también aplaudieron. Que de pronto llegaron cincuenta carros y todos pitaron, chiflaron y aplaudieron como si Gignac hubiera metido veinte goles. Que todos en el estadio gritaron y cantaron de emoción. Que Albert Einstein me dio 20 pesos. Que Mariana y Samuel me dieron las llaves de la ciudad, del estado, del país, del mundo. Que la Reina resucitó y me hizo Dama. Que Estados Unidos nos devolvió Texas y para celebrar abrieron un Buc-ee's en Cadereyta, otro en García y otro en Villa de Santiago. Que todos mis problemas se resolvieron, me gané la Casa del Tec, la Lotería Nacional y el Sorteo de la Siembra Cultural. Que la morra y su bato recapacitaron y nunca, nunca más volvieron a chismear sobre ningún artista, independiente o no, en sus peores o mejores momentos en la historia.

Pero no. Sólo me encabroné en silencio, como aprendí a hacerlo desde chiquita. Lo interioricé, lo dejé cocinarse, y me puse a reflexionar por qué me había afectado tanto que una chica random hiciera un comentario tan ñoño sobre el evento canónico de una artista que tuvo que reconstruirse de cero. Que, quizás como ella, había aprendido que sin un hombre no era nada. Que a (literal) vergazos de la vida forjó su propio camino y se dio cuenta que por sí misma era todo. Hizo caso al gran consejo intergaláctico de Carrie Fisher, quien murió en la luna asfixiada por su propio bra:
Toma tu corazón roto y conviértelo en arte.
Ese arte resonó con más corazones rotos, conectó con más personas, y ahora esa chica está rodeada de tanto amor, seguidores, resonancia, y su trabajo es el arte. Su vida es el arte. Su obra está en venta en tiendas de todo México. Como esa en la que estábamos. Desafortunadamente, así como atrae a personas que la quieren, también atrae gente sin quehacer que se siente jueza, jurado y ejecutora. “Judge Judy and Executioner”, como diría el policía bonachón de Hot Fuzz.
El vínculo parasocial no es exclusivo de grandes artistas. Así como se burlan (o nos burlamos, desafortunadamente, y lo siento mucho) de que Taylor Swift escriba canciones sobre sus exes, también se burlan de que una artista de provincia escriba sobre su divorcio. Así como se burlan (o nos burlamos, una vez más, lo siento) de que Dave Chappelle saque un especial de comedia en Netflix sobre cómo "lo cancelaron", también se burlan de que Clementine Morrigan haya sacado material impreso, fotocopiado, engrapado a mano y enviado por correo, sobre cómo la cancelaron. ¿También se burlarán de cómo sufrió incesto a manos de su abuelo? ¿Así como se burlaron de Frida Sofía por lo mismo? Esos grandes harán más dinero que esos "pequeños", pero los corazones humanos, por lo general, son del mismo tamaño.
¿Quiénes somos para juzgarnos los unos a los otros? A todo esto, ¿quiénes somos para juzgar a los juzgadores? No conozco a la pareja que entró a chismear. Sus circunstancias. Sus dolores. Sus intensiones. Quizás la chica no hablaba del divorcio de la artista a manera de juicio, sino también como resonancia. ¿Habrá pasado por lo mismo? ¿Él habrá pasado por lo mismo, o algún ser querido? ¿Y si el comentario no fue represalia sino "mira, a ella le rompieron también el corazón, pero lo convirtió en arte. Podríamos decirle a tu hermana que haga lo mismo. A tu madre. A ti. A mí. Ella lo Hizo por Ella, así como tú podrías hacerlo por ti y yo podría hacerlo por mí".
