Ego tripping at the gates of Cumbres
Yocyndi battles the shit traffic
Cosas que he notado al manejar por Monterrey, sobretodo en hora pico.
No necesito tomar ayahuasca
ni darle dos meses de sueldo a un gurú
para darme cuenta que el ego es veneno
cuando es demasiado y nubla la visión.
Algo tan sencillo como ir al trabajo
o volver a casa, o salir a pasear
exhibe a la gente que trae fuerte alergia
a darle uso a la luz de la direccional.
Pues cuando se enciende, el de atrás es un toro
que corre y defiende, celoso, el carril,
y cuando se omite, se va sin aviso
a ganar territorio, y prefiere morir
antes que abrir el paso al que viene al lado
a cruzar las líneas del ferrocarril,
y cuando en luz roja, se atreven peatones
a cruzar la calle, el motor va a rugir.
Por eso es tan fácil como ir manejando
por el no tan Nuevo reino de León
para percatarse de cómo las fieras
creen que los demás son de su condición.
Cazando, orinando, casi la banqueta,
tomando las calles como propiedad,
el ego les hace creer que han ganado
aunque hayan perdido hasta su dignidad.