Desde Mesopotamia hasta Nazaret
Un poema para una noche de guerra.

Las cunas de las civilizaciones
pronto se convierten
en sus propias tumbas.
En donde nació el conocimiento,
se muere bajo la ignorancia.
En donde nació el amor incondicional,
se muere bajo el odio a quien no es un espejo.
Por el Tigris y el Eufrates
ya no corren palabras.
Si el Jordán corre rojo,
no es que el agua sea vino.
Multiplican dolores,
ya no peces ni panes.
Hace honor a su nombre
solamente aquel mar
tan salado que flota,
ya sin vida, la vida.