Crónicas gástricas II

Quiero vivir como la gente común.

Van poco más de nueve meses de que me hice la manga gástrica. Escribí sordeadamente al respecto días después de la operación, con la idea de compartir gradualmente mi proceso más tarde en otras entregas. Pero me culié, dijo la princesa.

Tomó meses de trabajo en mis tres reinos - cuerpo, mente y espíritu - para sentirme lista, y una vez que apareció el detonante en un taller de Valeria Salas Carrillo, fluyeron las palabras como un poema vulnerable en el que hablo de qué me hice, por qué lo hice, y un poco de autocrítica hacia el cuento que me contaba antes de que el dolor de los por qués me demoliera mi historia de fantasía.

Creo que esta foto es del 2017 o 2018. Un periodo de mi vida muy herido, atrapada en varias loqueras, amistades peligrosas, y sobretodo atrapada en mí misma. Foto: Shane Coles.

No compartiré cosas de números porque no soy matemática, pero todo va de perlas. Tomo menos medicinas de las que tomaba antes. Puedo caminar más, divertirme más, agacharme para que mi gatita me abrace con su cabeza, ir a ciudad de México sin que me explote la cabeza. La prueba de fuego, de hecho, fue el Corona Capital en noviembre del 2023. Caminamos, bailamos, gritamos, más de 20 mil pasos todos los días por tres días seguidos. Hace un año no hubiera aguantado medio día.

En la única activación sin anuncios.

Después compartiré más cosas sobre el proceso, para dejar de vivirlo sola y por si alguien está pasando algo similar compartir tips o al menos tener compañía.

El otro día en el jale antes de irnos a un convivio. En un mejor estado mental, físico, espiritual.